Tu raqueta de tenis es mucho más que un simple accesorio deportivo: es la extensión de tu brazo en cada saque, drive o revés. Sin ella, sería imposible desplegar tu juego, y con un mal cuidado, el rendimiento puede verse seriamente afectado. Por eso, aprender a mantener y cuidar tu raqueta no solo prolonga su vida útil, sino que también asegura que tu desempeño en la cancha se mantenga siempre en el mejor nivel posible.

A continuación, repasamos los consejos más prácticos para proteger tu raqueta, evitar daños prematuros y garantizar que siempre esté lista para la acción.

Consejos para el mantenimiento básico de tu raqueta

  1. Guardá la raqueta correctamente
    Nunca la dejes tirada en cualquier lugar. Guardarla en un estuche es la mejor forma de protegerla del polvo, la humedad y posibles golpes. Si tenés funda térmica, mucho mejor: ayuda a mantener estables las cuerdas frente a cambios bruscos de temperatura.

  2. Controlá el estado de las cuerdas
    Las cuerdas son el “motor” de tu raqueta. Revisá periódicamente su tensión y aspecto: si están deshilachadas, flojas o rotas, es momento de cambiarlas. Jugar con cuerdas dañadas no solo afecta el control y la potencia, sino que también puede lastimar el marco de la raqueta. Para más detalles, podés consultar nuestro artículo cómo elegir la cuerda ideal para tu raqueta de tenis y cuidados y tipos de cuerdas de raquetas.

  3. Limpieza básica
    Después de cada partido o entrenamiento, limpiá el marco y el grip con un paño húmedo. Esto elimina restos de polvo, sudor y tierra que, con el tiempo, deterioran los materiales. Nunca uses productos abrasivos, ya que pueden dañar el acabado de la raqueta.

  4. Cuidado del grip
    Un buen agarre es esencial tanto para el control de los golpes como para evitar lesiones en la muñeca o el codo. Cambiá el grip cuando esté desgastado o resbaladizo. Si sudás mucho, los overgrips son una excelente opción para reemplazar fácilmente después de cada partido. Para consejos específicos, leé nuestro artículo consejos para elegir el mejor grip y cuidar tu raqueta.

  5. Evitá golpes innecesarios
    Puede sonar obvio, pero muchos jugadores descargan la frustración golpeando la raqueta contra el suelo o la red. Estos impactos dañan el marco de forma irreversible. Recordá: la raqueta es tu herramienta, cuidala como oro.

Reparaciones simples que podés hacer vos mismo

Aunque muchas veces conviene llevar la raqueta a un especialista, existen reparaciones y ajustes que podés hacer en casa:

  • Reemplazo del grip: sencillo, rápido y económico. Con un grip nuevo, tu comodidad y control mejoran de inmediato.

  • Colocación de protector de marco: este accesorio se adhiere en la parte superior de la raqueta y protege contra el desgaste producido por roces con la cancha.

  • Reajuste de la tensión de las cuerdas: si notás que la raqueta perdió potencia o control, llevála a un encordador (stringer). También podés aprender a hacerlo vos mismo con máquinas accesibles y tutoriales online.

Cuándo es momento de reemplazar la raqueta

A pesar de todos los cuidados, llega un punto en el que una raqueta ya no rinde igual. Algunas señales claras de que necesitás una nueva son:

  • Aparición de grietas o fisuras en el marco.

  • Deformaciones visibles que afectan el equilibrio y la potencia.

  • Pérdida notable de rendimiento, incluso con cuerdas nuevas y grip en buen estado.

  • Uso intensivo durante varios años (los materiales se fatigan con el tiempo).

Invertir en una raqueta nueva puede parecer costoso, pero si jugás seguido, es una decisión que repercutirá directamente en tu juego y en la prevención de lesiones.

Hábitos extra para prolongar la vida de tu raqueta

Además de los consejos básicos, hay pequeños hábitos que pueden marcar una gran diferencia:

  • No la dejes dentro del auto: las temperaturas extremas deterioran las cuerdas y el marco.

  • Secá el grip después de partidos húmedos: el sudor y la humedad son enemigos silenciosos del buen agarre.

  • Tené siempre una raqueta de repuesto: si una se rompe o se corta una cuerda en medio de un partido, evitás frustraciones y mantenés la continuidad.

Una raqueta bien cuidada no solo dura más, sino que también potencia tu juego. Mantenerla limpia, controlar cuerdas y grip, y evitar malos hábitos son pasos simples que marcan la diferencia. Recordá que cada detalle importa: una cuerda floja, un grip gastado o un marco descuidado pueden ser la causa de un mal rendimiento o incluso de una lesión.

En definitiva, cuidar tu raqueta es cuidar tu propio tenis. Probá aplicar estos consejos en tu próxima rutina y vas a notar cómo cambia tu experiencia dentro de la cancha.